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El Dr. Carstens y el juego de la pelota… política

Por Leticia Robles de la Rosa

Cuando Agustín Carstens apareció junto con Manlio Fabio Beltrones como jugadores en una disputa de beisbol entre Legisladores y Hacendarios, a muchos de la clase política les sorprendió ver a un funcionario que creció con los gobiernos del PAN y era entonces Secretario de Hacienda de Felipe Calderón, con uno de los priistas más priistas y entonces líder de los tricolores en el Senado.

Pero ese primer encuentro público de beisbol, entre los políticos y economistas aficionados al rey de los deportes fue la primera muestra de una realidad que se tejió durante años lejos de los reflectores y que dejó ver que en la vida de Agustín Carstens no todo son números, sumas, restas, porcentajes, proyecciones y alertas financieras.

La política no le ha sido nunca ajena y su talento como banquero lo desdobla para sostener relaciones políticas y sociales envidiables con los militantes de todos los partidos y con los gobiernos de todos los colores.

¿A qué viene a cuento esta habilidad política de Carstens? A que desde el momento en que anunció su renuncia como gobernador del Banco de México, el pasado 1 de diciembre, para que a partir de octubre dirija el Banco de Pagos Internacionales, la versión de que Carstens se va, porque le son insostenibles sus diferencias políticas con el gobierno de Enrique Peña Nieto crecen, sin que hasta ahora exista un asidero para ellas.

Agustín Carstens mostró, a lo largo de su carrera, que no tiene problema alguno para entenderse con los políticos, sin importar el nivel de conocimiento que esos políticos tengan en materia económica.

Comenzó su carrera en el Banco de México cuando era una institución dominada por los gobiernos priistas, que tuvieron la visión de dejar que fuera el nido de economistas mexicanos, del cual han salido los más destacados secretarios de Hacienda de los últimos años, salvo Luis Videgaray.

Carstens combinó siempre su carrera en el interior del Banco de México, con tareas en el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde comenzó como director ejecutivo y desde ahí tejió sus relaciones publicas internacionales; fue también Subdirector Gerente y es conocido su anhelo de convertirse en el titular del Fondo.

Saltó a la primera escena política mexicana de la mano de los gobiernos del PAN, que tuvieron el acierto de mantener el área económica en manos de quienes saben: los economistas. Vicente Fox trabajó con Francisco Gil Díaz, quien es parte de ese grupo y Gil se llevó a Carstens con él, hasta el 2003, cuando Agustín se fue como funcionario del FMI.

Luego Felipe Calderón, también panista, regresó a Carstens a México y lo hizo Secretario de Hacienda; de esa posición, lo propuso como gobernador del Banco de México y el doctor Carstens logró la unanimidad en su nombramiento.

Jugar beisbol fue una de las vías que tuvo Agustín Carstens para enriquecer sus relaciones políticas, ya de por sí diversificadas como todos los pertenecientes al selecto grupo de economistas que ha conducido el destino financiero del país desde el gobierno de Ernesto Zedillo, y que tiene sus raíces en el grupo de Antonio Ortiz Mena, considerado el mejor Secretario de Hacienda de todos los tiempos.

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A diferencia de sus antecesores, tanto en Hacienda como en el Banco de México, a Carstens le tocó avanzar en el México de la pluralidad política y eso implica un manejo constante de la política-política, combinada con la política económica.

Agustín Carstens llegó a establecer una relación muy fuerte con Manlio Fabio Beltrones, incluso fue prácticamente su único invitado estrella durante los seis años que fue coordinador de los senadores del PRI, cuando los priistas eran oposición. Y esa amistad también la logró con Emilio Gamboa, coordinador de los diputados federales priistas entre 2006-2009 y actualmente coordinador de los senadores priistas.

Según las versiones de los senadores que formaron y forman parte de la Comisión de Hacienda del Senado, en el periodo de 2006 hasta ahora, Agustín Carstens tiene un estilo peculiar para convencer: utiliza su memoria envidiable para hablar de números e interpretarlas en voz alta con tal contundencia, que es difícil pensar que esté equivocado. Si ya en los gobiernos del PAN su voz era autoridad, en los del PRI, fue como la del maestro que todo sabe.

¿En verdad Carstens tenía diferencias profundas con Luis Videgaray? Imagino que sí, porque el priista no tenía el nivel de conocimiento al que está acostumbrado Carstens en su interrelación de especialistas, como sí lo tiene José Antonio Meade, quien tiene una relación casi familiar con Carstens; el padre de José Antonio Meade es el enlace de Carstens con el Poder Legislativo y son amigos de toda la vida.

Cada decisión tomada por Videgaray fue consultada con Carstens. Fue valorada con base en las opiniones de don Agustín, cuentan legisladores priistas y eso me lleva a pensar que su salida del Banco de México responde más a una decisión totalmente personal, de alcanzar su anhelo de dirigir el FMI, que a diferencias con el gobierno de Peña Nieto.

Que fue inoportuna, que si nos deja a la deriva como nación, es verdad, pero que tiene derecho a mirar por sus anhelos, también es verdad.

Ni modo, se va el bateador de home run justo cuando tenemos casa llena, la cuenta es de dos out y viene al pitcheo Donald Trump.

*Leticia Robles de la Rosa: Es periodista y experta en los temas de Educación, Política , Elecciones y Congreso de la Unión. Actualmente cubre la información en el Senado de la República y es una reportera de Primera Plana.

 

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