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19 de noviembre: Día Mundial del Hombre

Mucho se habla de la salud femenina y de los cuidados que las mujeres requieren para estar bien, y dejamos de lado hablar de la salud masculina.

De acuerdo con el Dr. Monty Aghazadeh, urólogo del Hospital Houston Methodist, los problemas de urología masculina abarcan desde leves inconvenientes hasta afecciones graves con consecuencias potencialmente mortales. Conocer sus factores de riesgo y síntomas puede ayudar a los varones a evitar problemas de salud graves.

Aquí te presentamos las afecciones urológicas más comunes:

Cálculos renales

Los cálculos renales se producen cuando se forman altos niveles de minerales, como calcio, en los riñones. “Los cálculos pequeños pueden pasar solos, pero los más grandes pueden alojarse en el tracto urinario, bloqueando el flujo de orina y causando un dolor intenso,” explicó el Dr. Aghazadeh. Alrededor del 12% de los hombres y el 7% de las mujeres experimentan cálculos renales en algún momento de su vida. La afección se presenta con mayor frecuencia en hombres entre las edades de 30 y 50 años.

Prevención: Las recomendaciones generales incluyen aumentar la ingesta de líquidos y evitar alimentos con alto contenido de sodio (sal) y proteínas.

Tratamiento: El manejo de los cálculos depende en gran medida del tamaño del cálculo y su ubicación en el tracto urinario. Si bien a menudo puede pasar un cálculo más pequeño por su cuenta, es posible que sea necesario extraer los cálculos más grandes quirúrgicamente.

Incontinencia

La micción accidental o involuntaria también ocurre en los hombres y es a menudo un síntoma de otros trastornos urológicos. La incontinencia de esfuerzo puede ocurrir al caminar, trotar, reír, toser o durante otras actividades normales. La incontinencia de urgencia, o vejiga hiperactiva, provoca una necesidad inmediata de orinar.

Los hombres con problemas de próstata, incluida la próstata agrandada, también conocida como hiperplasia prostática benigna (HPB), tienen un mayor riesgo de incontinencia de urgencia y desbordamiento.

Las afecciones neurológicas, como la enfermedad de Parkinson, accidente cerebrovascular o esclerosis múltiple pueden interferir con los nervios involucrados en el control de la vejiga.

Prevención: Si bien no siempre se puede prevenir, su riesgo puede reducirse manteniendo un peso saludable; evitando irritantes de la vejiga, como cafeína, alcohol y alimentos ácidos.

Tratamiento: El manejo de la incontinencia depende de la causa. Se puede recomendar el tratamiento sólo después de una evaluación precisa para determinar el tipo de incontinencia. En términos generales, el tratamiento puede incluir medicamentos, cambios en la dieta, pérdida de peso, ejercicios para fortalecer los músculos del piso pélvico o cirugía.

Disfunción Eréctil

La dificultad para obtener y mantener una erección se conoce como disfunción eréctil. Experimentarla periódicamente no suele ser motivo de preocupación, pero si ocurre con frecuencia, es necesario acudir al médico ya que podría ser un signo de otros problemas de salud. “Existen muchos factores que pueden contribuir a la disfunción eréctil, incluida la presión arterial alta, diabetes, enfermedad renal y cáncer de próstata, así como causas psicológicas, como el estrés, la depresión y la ansiedad,” explicó el especialista.

Prevención: Es necesario mantener un peso saludable a través de la dieta y el ejercicio; hacerse pruebas de detección de colesterol alto y presión arterial alta con regularidad; y evitar fumar y el beber alcohol.

Tratamiento: Las opciones van desde medicamentos hasta opciones quirúrgicas, en casos severos.

Cáncer de Próstata

El cáncer de próstata es uno de los cánceres más comunes en los hombres, y puede variar desde un cáncer de crecimiento lento que nunca causa, hasta un cáncer agresivo que puede extenderse a otros órganos.

A menudo, la mayoría de los cánceres de próstata localizados no causan síntomas y, por lo general, se diagnostica mediante pruebas de detección de PSA (antígeno prostático específico) de rutina. El PSA es una proteína producida por la glándula prostática y secretada en el torrente sanguíneo y, como tal, puede controlarse mediante una extracción de sangre de rutina.

Prevención: La Asociación Americana de Urología recomienda la detección del PSA cada dos años entre las edades de 55-69. La evaluación debe considerarse antes si tiene antecedentes familiares de cáncer de próstata.

Tratamiento: Una vez que se ha diagnosticado el cáncer de próstata, las opciones dependen de dónde se encuentre el cáncer o si se ha diseminado, así como de su edad y su estado general de salud. “Discuta los tratamientos con su médico antes de tomar una decisión,” comentó el Dr. Aghazadeh. “La vigilancia activa, la cirugía para extirpar la próstata, la radiación y la terapia con hormonas bloqueadoras de testosterona pueden ser opciones, dependiendo de la etapa y el grado.”

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