En México solamente el 20% de las personas con enfermedades mentales recibe atención profesional y en muchos casos el diagnóstico puede demorar años, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF). El fortalecimiento de los hábitos saludables en cualquier etapa de la vida resulta fundamental para prevenir o evitar complicaciones.
La Dra. Carmen Amezcua, médica psiquiatra, con especialidad en Psiquiatría Integrativa, señala que, en México, la salud mental se ha convertido ya en una crisis que requiere una nueva forma de pensar y de ser atendida.
“En nuestro país, como ocurre en otras regiones del mundo, estamos atrapados en un ciclo sin fin de conflictos, que van desde los problemas sociales, de inseguridad y violencia, hasta los desastres naturales derivados del cambio climático que cada vez afectan a más personas, generando un aumento del sufrimiento psicológico”, señala la Dra. Carmen Amezcua.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, ningún grupo social es ajeno a esta situación, ya sea por la ansiedad que produce el temor al futuro o por el estrés postraumático y la depresión que las personas experimentan luego de vivir una experiencia altamente estresante.
De acuerdo con el censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que hay más de 590 mil personas con algún padecimiento o condición mental (54% hombres y 46% mujeres), y según lo indica el Plan Sectorial de Salud y Adicciones, en México se ha registrado en los últimos años, un incremento del 25% en los trastornos de ansiedad y depresión, con lo que los servicios de salud se han visto afectados.
Con estas condiciones, los gobiernos han visto rebasadas sus capacidades para ofrecer una atención óptima a los pacientes con enfermedades mentales, por lo que se hace un llamado a realizar un trabajo coordinado entre profesionales de la salud, comunidad y autoridades para fortalecer la prevención de estas enfermedades y que se fortalezcan los hábitos de estilo de vida que ayuden a reducir las complicaciones.
“Necesitamos mirar la salud mental no solamente como un problema que ocurre ‘en la cabeza’ de ciertos individuos, es necesario reconocer que la salud mental es un problema multifactorial que se origina por condiciones biológicas, pero también por el entorno, es decir, el contexto económico, social y familiar”, afirmó la Dra. Carmen Amezcua. “Y es de esa misma manera que necesitamos afrontarlo, desde un punto de vista integral”, aseveró.
Además, los trastornos mentales como el trastorno depresivo mayor, así como los síntomas subclínicos de la depresión, a menudo se superponen con afecciones de salud física graves y crónicas (como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares), aumentando así, la carga de dichas afecciones. Los síntomas y trastornos de salud mental comórbidos, con afecciones crónicas de salud física, pueden provocar una exacerbación de las barreras para cambios de estilo de vida efectivos y sostenibles que pueden ser fundamentales para obtener buenos resultados.
Es por ello que, de acuerdo con la Psiquiatría Integrativa, un abordaje novedoso de la Psiquiatría tradicional, se aplica la medicina de estilo de vida enmarcada dentro de pilares fundamentales, que incluyen la nutrición, la actividad física, el sueño, la reducción del riesgo del consumo de sustancias, el bienestar psicológico y espiritual, la gestión del estrés, y las relaciones interpersonales saludables para tratar la raíz de la problemática y no solamente una patología o enfermedad en sí misma.
Si bien, hay aspectos externos que son difíciles de modificar o que se encuentran fuera del alcance de las personas, hay algunos dentro del estilo de vida que ayudan a disminuir el riesgo de padecer o exacerbar una enfermedad mental:
- Mejorar la higiene del sueño. Que implica establecer horarios regulares para ir a dormir, mantener la habitación bien ventilada, evitar la conexión digital y disminuir el ruido y la luz.
- Manejo del estrés. Con programas que ayuden a la relajación, manejo del tiempo y ejercicios de respiración.
- Ejercicio y actividad física. Los adultos deben acumular a lo largo de la semana entre 150 y 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa.
- Nutrición adecuada. Priorizar el consumo de alimentos de origen natural, como frutas y vegetales, en cantidades que vayan acorde con la edad y el estilo de vida.
- Uso de vitaminas y suplementos. Bajo supervisión de un profesional de la salud, las personas pueden beneficiarse del uso de suplementos dietéticos que incluyan vitaminas, minerales, aminoácidos y otros productos botánicos como los adaptógenos.
La salud mental va más allá de presentar de forma contundente o no algún trastorno mental, se trata de un proceso complejo que cada persona experimenta de forma diferente de acuerdo con su contexto social, el medio ambiente donde se desarrolla y su propia biología, por ello, el enfoque integrativo usa evidencia científica para mejorar la salud y bienestar del individuo.
“Hay muchas personas que hoy ven afectada su salud mental y están buscando alternativas que alivien sus síntomas. Algunas de ellas incluso, están dispuestas a hacer cambios en sus hábitos para evitar entrar en un sistema que hoy no tiene la capacidad de brindarles el tiempo y la atención que requieren”, señaló la Dra. Carmen Amezcua. “Hoy se sabe que usando este tipo de herramientas integrativas es posible evitar la medicación crónica y mejorar la salud de las personas. La ciencia avanza y está demostrando que es más eficaz hacer ejercicio que tomar un medicamento antidepresivo, que es más potente una práctica espiritual o de conexión con uno mismo, que un medicamento ansiolítico y es importante que los profesionales de la salud mental estén a la vanguardia y apliquen un sistema preventivo y no curativo”, concluyó.
Invertir en salud mental, puede contribuir al desarrollo social y económico, es por ello tan relevante que como individuos nos comprometamos a cuidar de nosotros mismos, ya que así también contribuiremos a tener una mejor sociedad.
Acerca de la Dra. Carmen Amezcua
La Dra. Amezcua es médica psiquiatra, especializada en Psiquiatría Integrativa. Se desempeña como asesora latinoamericana en temas de salud, ciencia y tecnología. Es miembro del comité de expertos de la Secretaría de Salud para los temas relacionados con el manejo de cannabis para uso médico, de la Asociación Mexicana de Medicina Cannabinoide y coordinadora de los talleres prácticos del Diploma Internacional de Endocannabinología de la UNAM.
Está certificada por el IPI (Integrative Psychiatry Institute, en Denver) en Terapia Asistida por Psicodélicos, donde actualmente es docente y es Miembro de la Psychedelic Medicine Association. Egresada de la Facultad de Medicina de la UNAM, cuenta con estudios de posgrado en Psiquiatría por el Instituto Nacional de Psiquiatría “Juan Ramón de la Fuente” y realizó una estancia en el Hospital de Veteranos de Madison, Wisconsin en Salud Mental Comunitaria. Cuenta con más de 24 años de experiencia dentro de la Industria de la Salud, y forma parte de grupos de liderazgo en diversas organizaciones médicas.