Por el Dr. Carlos Javier Escudero Santiago investigador y académico Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
Debemos hacer conciencia sobre la necesidad no sólo de llevar agua a la población mundial, si no también que sea de calidad, lo que representa un gran reto para la humanidad y posiblemente será la siguiente crisis mundial.
De acuerdo con algunos informes se estima que alrededor de 4 mil millones de habitantes, que representan casi dos tercios de la población mundial, experimentan una grave escasez de agua durante al menos un mes del año (UN-WATER, 2019). Más de 2 mil millones de personas viven en países con alto estrés hídrico, 31 naciones tienen entre un 25% y 70% de estrés de agua y 22 más están catalogadas como países con estrés hídrico severo (ONU, 2019).
Sin embargo, otro reto importante es asegurar la calidad del recurso que llega a las personas. La población mundial crece y consigo aumenta la demanda del vital líquido con la calidad necesaria para su uso. Los problemas de calidad del agua persisten tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo, e incluyen la pérdida de cuerpos de agua de calidad óptima, los impactos asociados con los cambios en la hidromorfología, el aumento de contaminantes emergentes, muchos de ellos provenientes de actividades industriales, y la propagación de especies invasoras (ONU, 2018).
Por esta razón el mundo se enfrenta a una crisis de calidad del agua y aunque los efectos de la contaminación del recurso hídrico sobre la salud de los humanos y los ecosistemas no son totalmente conocidos o son difíciles de medir, existen parámetros locales que apuntan a la disminución de la calidad de las fuentes de abastecimiento de agua lo que conlleva a una preocupación creciente en muchos países (UNESCO, 2021).
El agua potable y el saneamiento están reconocidos como derechos humanos fundamentales, ya que son indispensables para asegurar el sustento saludable de los hogares y prioritarios para mantener la dignidad de todos los seres humanos. El derecho internacional en materia de derechos humanos obliga a los estados a trabajar para conseguir el acceso universal al agua y al saneamiento para todo el mundo sin discriminación alguna, dándoles la prioridad a los más necesitados (ONU, 2019).
La UNESCO señala que alrededor de 2 millones de toneladas de residuos por día se depositan en el agua, incluyendo residuos industriales y químicos, residuos humanos y residuos agrícolas (fertilizantes, pesticidas y restos de ellos) y que más del 80% del agua residual generada en las actividades humanas se descarga a ríos o al mar sin ningún tipo de tratamiento, causando su contaminación (WWAP, 2017). Además, hay estudios que han cuantificado la generación mundial anual de agua residual en torno a los 1500 billones de m3 (Simonović, 2009, WWAP, 2017).
Las consecuencias en la salud pública por consumo de agua de mala calidad son muy diversas. La Organización Mundial de la Salud ha estimado que en el planeta mueren 2.2 millones de personas cada año por enfermedades diarreicas, lo que representa alrededor del 5% de todas las muertes. Las previsiones para 2050, indican que el número de personas viviendo en ambientes de alto riesgo por contaminación hídrica afectará a una quinta de la población del planeta (Corcoran et al., 2010; WWAP, 2016).
En México, el 60.8% del agua para uso consuntivo, el que llega a nuestras casas, por ejemplo, proviene de fuentes superficiales (ríos, arroyos, lagos y presas), el resto es de depósitos naturales subterráneos (CONAGUA, 2019). Pero desafortunadamente en nuestro país muchos cuerpos superficiales de agua se encuentran contaminados.
Para el 2021, se contaba con 2,050 sitios de monitoreo de la calidad del agua operados por la CONAGUA en todo el país. Los resultados del análisis en laboratorio para los recursos hídricos superficiales indicaron que el 51.5% de los sitios estudiados contaban con una calidad excelente, mientras que el resto de los cuerpos de agua obtuvieron una calificación entre buena calidad y fuertemente contaminada. En el caso de las fuentes subterráneas de agua, los resultados indicaron que el 64% de los sitios muestreados presentaban incumplimiento en uno o varios de los parámetros de calidad (CONAGUA, 2021).
Este panorama respecto a la calidad de las fuentes de agua para el abastecimiento a la población implica tener muy buenas plantas de potabilización que puedan dejar el líquido en las condiciones conforme lo establece la NOM-127-SSA1-2021, asegurando a las personas que al recibir el agua en sus hogares pueda ser consumible sin tener el riesgo de tener alguna implicación en salud.
En días pasados se conmemoró el día mundial de la calidad del agua por lo que debemos hacer una reflexión sobre el uso que hacemos del vital líquido, ¿es racional su utilización?, ¿la cuidamos?, ¿qué acciones hacemos para disminuir la presión que se ejerce sobre el agua?
Se han tenido diversos reportes sobre ciudades mexicanas donde el agua que se recibe en los hogares no cuenta con la calidad suficiente que marca la legislación nacional, esto ha incidido en la proliferación de enfermedades gastrointestinales y de otra índole afectando principalmente a los grupos más vulnerables que son las personas de edad avanzada e infantes.
Aún falta mucho por atender en nuestro país para asegurar una buena cobertura del agua potable y que el agua de nuestros ríos, lagos y manantiales tengan la calidad que no comprometa a la población y por su puesto al ambiente natural, flora y fauna.
Ejemplo UAG
En nuestro grupo de investigación, Procesos Químicos Sostenibles, realizamos la caracterización de muestras de agua residual generadas en diversos sectores industriales siguiendo metodologías estandarizadas para determinar su calidad y evaluar su nivel de contaminación. Además, estudiamos tecnologías que puedan ser una opción del tratamiento de estos efluentes que puedan llevarlos a la calidad normativa.
Es importante conocer la calidad del agua, ya que sin agua no hay vida y sin agua limpia no hay salud.
*El Dr. Carlos Javier Escudero, es Profesor-Investigador del Departamento de Diseño, Ciencia y Tecnología, de la Universidad Autónoma de Guadalajara, y Miembro Directivo del grupo Young Water Professionals, Capítulo México, desde el 2019.