¿Sabemos qué hacer, cómo actuar y cómo permitir que nos ayuden?
Por Francisca Saavedra
La seguridad de las personas y la conservación de la vida humana es prácticamente responsabilidad de cada quien, sin embargo, nuestra “pujante” presencia ha hecho que la sociedad se tome el tiempo y tal vez la molestia de voltear a ver a las PcD en casos de emergencia.
En ocasiones el miedo a morir nos hace casi, casi, exigir a los demás que alguien se encargue de nuestra vida y de nuestra seguridad. Pero ¿saben ellos y fundamentalmente nosotros, PcD, qué hacer ante contingencias, en caso de encarar alguna catástrofe?
Recuerdo que, en los primeros simulacros, después de los sismos de 1985, a las personas con movilidad limitada o sea con discapacidad motriz nos dejaban a un lado. Después llegó la Convención y también la conciencia social y los simulacros nos incluyeron.
Trabajaba yo en el tercer piso de un edificio, usaba una silla de ruedas y lo primero que te enseñan es a no gritar, no empujar y sobre todo no usar los elevadores. Yo no gritaba, no empujaba, pero eso de los elevadores ¿Cómo iba a salvar los tres pisos?
Por fortuna me llevaba maravillosamente bien con todos mis compañeros de trabajo, además era su jefa, y decidieron hacer un equipo de 4 y bajarme a través de unas angostas escaleras. Esos simulacros me ponían en calidad de Cleopatra bajando a toda velocidad aquellos tres pisos más rápido que cualquier otro.
36 segundos desde mi escritorio hasta el camellón de la avenida más próxima y siempre exigí que me dieran el cartel de identificación de mi área de trabajo, pero solo para los simulacros.
Como lo recomienda la Guía de Prevención elaborada por la oficina del Instituto para la Integración al Desarrollo de las PcD, junto con Protección civil de la Ciudad de México, tu primero y después todas las personas que integran tu entorno, deben saber en el área en donde se encuentren, cuáles son las zonas más seguras de la casa, la oficina, el taller o lugar en cuestión.
Para esto en charlas previas, en simulacros o en el momento mismo del evento, tú debes saber cómo te pueden ayudar y como es más sencillo que te ayuden. Entiendo que cada día deseemos ser más independientes, autónomos, pero llegará el momento ante un cataclismo, un incendio, una inundación, un terremoto o un derrumbe repentino de las instalaciones y después de un accidente, una grave enfermedad o el paso del tiempo que requieras de ayuda irremediablemente y para eso debemos estar preparados TODOS.
El martes pasado estaba en casa fuera de mi silla, que se estaba cargando ya que es eléctrica, por fortuna estaba mi hermano de visita y presuroso quiso ayudarme, le dije en tono hasta cierto punto humorístico, “no vete, vete pues si se cae todo esto podrás ir por ayuda o comenzar el salvamento”
Lo dije recordando la sentencia “SI NO TE TOCA, AUNQUE TE PONGAS Y SI TE TOCA AUNQUE TE QUITES”