¿Verdad que no hay discapacidad que sea más importante y definitiva que el no fomentar la inteligencia y la enorme voluntad?
Por Francisca Saavedra
Hoy el gran astro-físico inglés Stephen William Hawking debe estar navegando en donde siempre quiso navegar, en lo más profundo del Universo. Él nació para trascender, aunque los médicos le auguraban una vida breve debido a una rara forma de Esclerosis Lateral Amiotrófica que lo sujeto a una silla de ruedas desde los 21 años.
Creo que lo que permitió a Stephen Hawking sobrevivir al catastrófico diagnóstico de sólo un par de años de vida –para tener una vida tan plena, tan intensa y continuar las investigaciones científicas que le apasionaban–, fue que aprendió a vivir con él mismo.
Cuando vives con una discapacidad que aceptas (y no es fácil), que no ignoras, pero que asumes que no es lo más importante en tu vida, logras descubrir tus pasiones y te entregas a ellas. Vivir así la vida, es de lo más simple.
Lo que determina la gloria y lo destacado de una persona no es lo que tenga o haya logrado atesorar, es el legado que deja a la humanidad y lo que cada uno de los seres humanos reconoce y pondera de esa persona. Eso es trascender. ¿Verdad que ahí no hay discapacidad que sea más importante y definitiva que el no fomentar la inteligencia y la enorme voluntad?
Hawking y su “Teoría del Todo”, sugiere que el universo evoluciona según leyes bien definidas y establecidas. Estas leyes pueden darnos las respuestas al origen del Universo, a saber hacia dónde va el Universo y si tendrá un final y cómo será.
Y en su absoluta humildad Hawking decía además, que si encontramos las respuestas a estas preguntas, entonces sabremos y conoceremos la mente de DIOS.
En estos tiempos de culto al cuerpo y a la bella envoltura de musculosos y esculturales físicos, tener la apariencia que le dejo a lo largo de 50 años el mal que lo afectaba y que poco a poco fue arrinconando su cuerpo, no logro amilanar su gran sentido del humor y su determinación ante la investigación y divulgación científica. Gracias a los avances tecnológicos cuando perdió el habla, continuo comunicándose mediante un sintetizador.
El reconocimiento a su vida y obra llegó, casi al final de su vida, cuando su historia fue llevada al cine a través de “La Teoría del Todo”. Eddie Redmein, un actor inglés ganó el Oscar al mejor actor por la gran interpretación que hizo de Stephen Hawking. Hacía mucho tiempo que la Academia Cinematográfica, que otorga el Oscar, no reconocía una historia de la vida real tan gloriosa y significativa.
Eddie ha dicho en diversas entrevistas que lo que más le impresionó de Hawking fue que a pesar de la poca movilidad de su cuerpo, el brillo de sus ojos era tan intenso; que transmitía, que denotaba las enormes ganas que tenia de seguir viviendo. Eso quizá explica porque a pesar de que los médicos decían que no viviría más de los 25 años, él permaneció por mucho más tiempo, hasta cumplir 76 años.
Pocos, por no decir solo unos cuantos, logran trascender en el tiempo y en el espacio, en las condiciones de sujeción en que vivía Stephen Hawking. Además al irse nos dejó abierto el reto de continuar sus trabajos ya que, si el Universo tiene un final, deberemos abandonar, lo más pronto posible, nuestra casa actual, LA TIERRA para buscar y encontrar un nuevo sitio donde vivir y seguir investigando todos los fascinantes secretos del Universo infinito.
Debemos dejar de pelear y reunir toda nuestra inteligencia, para con entusiasmo encontrar esa nueva morada en otro sistema, en otra galaxia, en un nuevo Universo, muy lejos de aquí. Pongámonos en acción ya, que el tiempo se acaba.
Gracias Stephen, siempre has sido y serás mi PERSONAL inspiración.