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Situación actual de violencia laboral contra las mujeres en México

En nuestro país, y en muchas otras partes del mundo, las mujeres son discriminadas y agredidas en sus fuentes de empleo debido a su sexo, a los estereotipos imperantes en el aspecto social, a la probabilidad de embarazo, entre otros, siendo las madres trabajadoras uno de los sectores más afectados en cuanto a oportunidades al ser acechado por la vulnerabilidad en los entornos laborales.

“La falta de perspectiva de género en la creación de políticas públicas y empresariales es una de las principales razones por las cuales las madres trabajadoras en México padecen de constante discriminación, falta de apoyo y por la que sus derechos se ven violentados dentro de los espacios laborales, creando desigualdad, agresiones y pocas oportunidades de desarrollo dentro de las empresas”, señala Aideé Zamorano, fundadora de Mamá Godín.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), las madres trabajadoras se enfrentan a poca seguridad social, siendo que seis de cada diez trabajan en la informalidad, y a esto se le suma la existencia de ambientes laborales nocivos y casos de violencia. 

Según datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, el 26% de las mujeres han experimentado violencia en el ámbito laboral, siendo sus principales agresores compañeros de trabajo, en el 35% de los casos, seguido de superiores jerárquicos, un 19% de las veces.

Por su parte, la ENOE destacó que el porcentaje de personas cuyo motivo principal para separarse del trabajo fue el acoso se incrementó un 70% del 2005 al 2019. Además, cuando las mujeres se convierten en madres experimentan aún más dificultades para conservar su trabajo y para crecer dentro de éste, debido en parte, a los estereotipos de género. 

Consecuencias de la violencia laboral

La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, define en su artículo 10 la violencia laboral como: un acto o una omisión en abuso de poder que daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima, e impide su desarrollo y atenta contra la igualdad. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el medio laboral, las principales expresiones de violencia hacia las mujeres son: agresión sexual, acoso, hostigamiento, discriminación, segregación y humillación.

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Photo by Ketut Subiyanto on Pexels.com

La violencia afecta tanto a las empresas como a los trabajadores, pues genera un clima laboral tóxico y disminuye la productividad general, entre otras consecuencias se encuentran:

  • Incremento de ausencias laborales.
  • Aumento de rotación de personal y costos por reemplazo.
  • Daño a la imagen de la empresa.
  • Alteraciones emocionales de las víctimas.
  • Ansiedad / Adicciones
  • Poca satisfacción personal.
  • Bajo rendimiento laboral.

“Existen diversos obstáculos a los que las mujeres deben enfrentarse en sus centros laborales, como la brecha salarial, el acoso y hostigamiento sexual, despidos injustificados, entre otros, los cuales tienden a suceder por prejuicios que tienen que ver con la imagen personal, el embarazo, la maternidad, la condición de género, las relaciones de poder, la orientación sexual o la discapacidad, lo que genera en la víctima padecimientos como el estrés, miedo y frustración, ante lo cual, las empresas deberán apegarse a los modelos preventivos”, advierte la fundadora de Mamá Godín.

Protocolo en los centros de trabajo

Según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), el espacio laboral es el tercer ámbito donde más mujeres han sufrido algún tipo de violencia, precedido únicamente por las agresiones de pareja y, en segundo lugar, por las cometidas por la comunidad a la que pertenece.

Detalla el estudio que, de las mujeres y madres trabajadoras agredidas, el 93% no solicitó apoyo ni presentó queja a las autoridades, siendo la principal razón el que lo consideraron algo sin importancia. El 17% pensó que no le iban a creer y el 14% no denunció por vergüenza.

Los estados en los que ENDIREH reporta mayor prevalencia de violencia en el ámbito laboral son: Chihuahua, con 36%, Coahuila con 34%, Querétaro con 33%, Baja California con 32%, y Quintana Roo con 31%.

Al respecto, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social lanzó en 2020 un modelo de protocolo para prevenir, erradicar y atender la violencia laboral, el cual se rige por los siguientes principios: dignidad, ambiente saludable, igualdad de oportunidades, confidencialidad, debida diligencia en cada caso y la no revictimización, los cuales deberán ser el punto de partida y la guía para las empresas. 

Además, se llama a constituir un Comité de Atención y Seguimiento integrado por personal de diversas áreas de responsabilidad. El trabajo del comité será sensibilizar a los trabajadores, determinar el plan de trabajo en favor de la igualdad, atender las quejas y analizar los casos de violencia para llevar a cabo las medidas necesarias. En caso de queja, la empresa deberá generar un ambiente de confianza con la víctima y protegerla, alejándola del responsable o alejando a éste de ella. 

Dependiendo de la gravedad de la agresión, el responsable será denunciado ante las autoridades o se le conminará a detener sus acciones por medio de talleres, capacitaciones de sensibilización o en todo caso, se procederá a su reubicación dentro de la empresa, o despido, según sea el caso.

“La aplicación de medidas preventivas dentro de las empresas para fomentar un ambiente y cultura de igualdad es esencial para frenar los casos de violencia y para evitar futuras agresiones, pero es necesario que los líderes empresariales actúen en la parte que les corresponde en la sanción o denuncia de los responsables para que no quede sólo en un protocolo sin repercusiones en la vida real”, exhorta por último Aideé Zamorano de Mamá Godín.

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