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Riqueza, vanidad y orgullo

Cuando tus 5 minutos de fama te hace atropellar a los demás.

Los pecados… De repente parecen cosa del pasado, los asociamos con la moral que, no sé por qué, escondemos, que nos da vergüenza. Le huimos a la palabra pero con las acciones los cometemos constantemente.

Y con esto no quiero decir que vivamos permanentemente en el confesionario o nos demos golpes de pecho, pero la ocasión amerita reflexionar en ellos, porque como sociedad nos estamos destruyendo, nos estamos haciendo indiferentes y poco solidarios.

El Papa Francisco sabe cómo dirigirse a la sociedad de hoy, y en Ecatepec habló del nuevo rostro de esos pecados:

Riqueza:

“Adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y utilizándolos tan sólo para mí o «para los míos». Es tener el «pan» a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida. Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta, ese es el pan que se le da de comer a los propios hijos”

Vanidad:

“Esa búsqueda de prestigio en base a la descalificación continua y constante de los que «no son como uno». La búsqueda exacerbada de esos cinco minutos de fama que no perdona la «fama» de los demás, y «haciendo leña del árbol caído» va dejando paso a la tercera tentación, la peor…”

Poli ecatepec














Orgullo:

“O sea, ponerse en un plano de superioridad del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la «común vida de los mortales», y que reza todos los días: «Gracias te doy Señor porque no me has hecho como ellos»”.

Y la pregunta vale: ¿Hasta dónde somos conscientes de estas tentaciones en nuestra persona, en nosotros mismos?

Y Francisco nos pregunta: “¿Hasta dónde nos hemos habituado a un estilo de vida que piensa que en la riqueza, en la vanidad y en el orgullo está la fuente y la fuerza de la vida?

“¿Hasta dónde creemos que el cuidado del otro, nuestra preocupación y ocupación por el pan, el nombre y la dignidad de los demás son fuentes de alegría y esperanza?”

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