Max Verstappen comenzó su Gran Premio de México 2018 colocando su Red Bull Renault donde terminó en el Autódromo Hermanos Rodríguez en 2017: delante de todos los demás.
El vencedor del año pasado de la justa en tierras mexicanas mantuvo la excelente forma que mostró el fin de semana pasado en Texas, al cronometrar el mejor tiempo de 1 minuto 16.656 segundos, poco más de un segundo más rápido que la mejor marca en la sesión correspondiente del año pasado, destacando el hecho de que son monoplazas propulsados por motor Renault los que ocupan los cuatro primeros lugares.
Daniel Ricciardo fue segundo para Red Bull, poco menos de medio segundo atrás, mientras que Renault, que viene de lograr su mejor resultado de 2018 el fin de semana pasado, vio a Carlos Sainz y Nico Hülkenberg terminar tercero y cuarto, respectivamente.
Sin duda es aire enrarecido para el fabricante francés, y fue justamente el aire enrarecido por la altitud de la Ciudad de México lo que originó algunos de los problemas que llevaron a muchos pilotos a quejarse vía radio con sus ingenieros en el pit lane.
El proveedor de llantas Pirelli trajo consigo los tres compuestos más suaves de su gama para compensar la falta de carga aerodinámica a 2,200 metros de altitud y, en una pista “verde” (donde aún no se ha depositado mucho hule), los pilotos batallaron mucho al principio de la sesión, en especial los que calzaron las nuevas – para 2018 – llantas Hypersoft de cara rosa.
“Chicle”, fue como los describió Kevin Magnussen de Haas, mientras que Sebastian Vettel, más diplomático, le dijo a su equipo Ferrari que era “un desperdicio” rodar con ellos por mucho tiempo.
Y eso no fue nada en comparación con algunos de los otros mensajes que pusieron las ondas radiales al rojo vivo.
El habitualmente apacible neozelandés Brendon Hartley, que corrió aquí en la F1 por segunda vez el año pasado, se comunicó con su equipo Toro Rosso para quejarse del “tráfico brutal” y sugirió hablar con Williams, cuyo piloto ruso Sergey Sirotkin le había estorbado.
Y la cosa empeoró: más tarde en la sesión, Hartley se quejó de nuevo por la radio, esta vez del italiano Antonio Giovinazzi, que había salido en el Sauber en lugar del ocupante habitual, Charles Leclerc.
“Este tal Giovinazzi es un idiota”, dijo el kiwi. “¡Qué montón de principiantes!”
En la sesión hubo tres pilotos “sustitutos” y, mirando el lado positivo, los tres fueron más veloces que sus respectivos coequiperos. Giovinazzi, subcampeón de la otrora GP2, se colocó 0.178 por delante de Marcus Ericsson; el británico Lando Norris, tripulando la unidad de Fernando Alonso, terminó 0.070 delante de Stoffel Vandoorne en el otro McLaren; y el canadiense Nicholas Latifi, ganador de una carrera en la F2 esta temporada, superó al mexicano de Force India Sergio Pérez por un margen aún más estrecho de 0.046.
Checo tuvo una sesión tranquila, terminando undécimo en la tabla general.
También los hombres que disputan el título mundial. Lewis Hamilton, a un paso de su quinto campeonato mundial, quedó quinto, a 1.419 segundos del puntero, mientras que Vettel, quien tiene que ganar aquí para mantener con vida sus oportunidades de llevarse el título, fue séptimo.
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