Vía UNAM Global
El pasado martes 18 de febrero los mexicanos observaron en el cielo una luz que parecía ser una estrella fugaz, pero se trataba de un bólido que penetró la atmósfera de la Tierra y siguió su camino.
Daniel Flores, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, explicó en entrevista que se llaman bólidos a los objetos que no se estrellan en la Tierra, tal y como lo hacen los meteoritos. Son rocas que se mueven en el medio interplanetario desde el nacimiento del Sistema Solar. Existen millones y algunas tienen una órbita parecida a la Tierra. Regularmente se observan en enero y febrero, así como en noviembre y diciembre.
Se puede reconocer su trayectoria en torno al Sol, pero hay muchas más desconocidas y que eventualmente pueden incidir con la superficie terrestre.
Al acercarse a nuestro planeta, estos bólidos se observan con una “colita” porque hacen fricción con la atmósfera de la Tierra y tienen pequeños desprendimientos de pedazos que se iluminan.
Para el investigador universitario es imposible inferir el tamaño de este objeto ni de que material está hecho. No obstante, “se puede especular que es del tipo rocoso, normalmente cuando son metálicos pasan, se ve la bola muy brillante y siguen su camino”.
Aunque fue visto en la Ciudad de México, Zacatecas, Puebla e incluso en Chihuahua, es imposible inferir el tamaño de este objeto ni de qué material está hecho”. “Sólo si hubiera caído en la Tierra podríamos estudiarlo”.