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Ofrece UNAM estrategias de tratamiento para el autismo

La institución propone modelos de intervención, adecuados a cada caso en específico

“La mejor terapia que podemos plantear en un caso de autismo es la educación; así lo hemos comprobado en más de 35 años de trabajo con niños que tienen esta condición, a quienes les hemos ofrecido más que un tratamiento: un conjunto de estrategias adecuadas para cada caso específico, que les permita insertarse a su entorno sociocultural, señaló Felipe Cruz Pérez, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.

El jefe del Laboratorio de Cognición y Desarrollo de esa entidad universitaria indicó que se trata de un trastorno del neurodesarrollo, caracterizado por alteraciones en la comunicación e interacción social en diversos contextos, el cual padece alrededor del uno por ciento de la población mundial.

El académico mencionó que se presenta más en hombres que en mujeres y la sintomatología principal se caracteriza por deficiencias en la reciprocidad socioemocional y en las conductas comunicativas no verbales, así como por una dificultad de inicio en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones personales.

El especialista en diseño de programas de intervención clínica y psicopedagógica en trastorno del espectro autista aclaró, también, que llegar a un buen diagnóstico requiere de un trabajo multi e interdisciplinario, pues se debe realizar una serie de estudios clínicos y de desarrollo, además de evaluaciones psicométricas.

“Para nosotros –abundó– uno de los puntos importantes cuando llega un niño con diagnóstico de autismo es saber cuál ha sido el manejo farmacológico de control con el que se le ha tratado. Hablamos de control y no de cura, porque para este trastorno hasta ahora no la hay”.

“Desde nuestra experiencia de 35 años hemos encontrado que, por su condición orgánica, no necesariamente todos requieren manejo farmacológico, pero es importante discriminar en qué casos es necesario que los especialistas médicos mantengan y revisen permanentemente sus prescripciones”.

“Básicamente trabajamos aspectos de funcionalización motora, sensorial, cognoscitiva, comunicativa y socializante. Para ello hemos desarrollado un sistema que hace factible analizar todos los aspectos psicológicos que permitan al niño construir recursos que lo pongan en condiciones de socializar y comunicarse, aunque en ese momento no haya lenguaje verbal, pues éste se puede adquirir posteriormente si las cuestiones neurológicas lo permiten”, subrayó.

Asimismo, apuntó que están en busca de las condiciones para que los niños desarrollen un aprendizaje eficiente de contenidos académicos, “porque si bien el autismo no es curable, tampoco es una enfermedad, sino una condición que genera una serie de aspectos que impactan la actividad cognoscitiva, y muchos de esos aspectos pueden solucionarse en distinta medida”.

“Visto de este modo, se puede afirmar que la mejor terapia que puede plantearse es la educación, pues aunque se deben tomar en consideración otras cuestiones complementarias, en donde realmente se pueden establecer indicios de logro y obstaculización es en el contexto educativo”, agregó.

Además, se debe procurar que los niños con autismo tengan acceso a un proceso educativo regular. “El tratamiento más eficiente es aceptar que se pueden incluir en grupos de trabajo regular; cuando se adaptan a un entorno, les resulta relevante la actividad de aprendizaje, no molestan ni obstaculizan a nadie”.

Si los padres quieren que su hijo se comporte como persona normal, deben tratarlo como tal, exigirle y educarlo de ese modo; es decir, no tener un trato sesgado, añadió el universitario. “Efectivamente, debe haber una serie de estrategias que se adecuen a cada caso particular, pero el trato, la interacción y la exigencia comunicativa deben ser regulares”, concluyó.

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