El primer número de FÓNICO presentado por Woodford Reserve fue una noche para consentir los sentidos con comida, bebida, música y arte
Woodford Reserve presentó la primera edición de FÓNICO, un programa educativo que presenta actos musicales de distintos géneros en el Museo Tamayo. Se trata de un programa de música donde la relación de los músicos con el espacio se convierte en punto de partida para la creación.
En esta primera edición, Mercedes Nasta y su banda presentaron temas del Basalto, primer álbum solista de Mercedes, lanzado en 2016. Juan García en el contrabajo, Ramón del Buey en el teclado y Darío Bernal Villegas en la percusión, crearon un aura mística con acentos tropicales. El set de la noche comenzó con “Barragán”, un trance hipnótico inspirado en el arquitecto tapatío. Le siguió “Baccvs”, canción a los antiguos dioses, y “Nube Gris” dedicada a la mujer tormenta. Sonó también “Pagana”, “Rey Mío” y terminó el set con “Paricutín”. La banda tocó iluminada solamente por la luz de un proyector de diapositivas manejado por la artista Mariel Lebrija, que mostró imágenes de la selva en blanco y negro.
Antes del performance, personalidades importantes en el ámbito de la moda y el arte como Ana Hop, Jerónimo Gaxiola, Mónica de Haro, Ale Quesada y Francisco Cancino, disfrutaron de un recorrido guiado a la Sala Tamayo y a la exposición Ceremonia por Claudia Fernández.
La exposición Ceremonia gira en torno a la colección de objetos artesanales que Claudia Fernández ha reunido a través de los años, abriendo la oportunidad para reflexionar sobre los procesos y modos de producción que transforman los distintos materiales en objetos con un valor utilitario y simbólico a la vez. La muestra propone revalorar objetos tradicionales mexicanos, como contenedores de valor histórico, social y estético, al tiempo que busca reactivar prácticas y técnicas ancestrales en vías de extinción.
Los invitados terminaron la noche con un trago rodeados de bosque recién llovido. Benjamín Padrón, reconocido mixólogo de la Ciudad de México, preparó los tres cocteles emblemáticos de Woodford Reserve: Mint Julep, Old Fashioned y Kentucky Mule.
La comida estuvo a cargo de Mesa Nómada, un proyecto emergente de la Ciudad de México que inventa espacios temporales a partir de la experimentación gastronómica. Las recetas, como la tarta de chocolate oscuro con whiskey, fueron expresamente creadas para la noche.