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La protección y bienestar de la niñez durante el aislamiento, un desafío

A consecuencia de la pandemia COVID-19, ChildFund México reafirma su compromiso para la protección de niñas, niños, adolescentes, familias y comunidades vulnerables durante el aislamiento social. Esto incluye garantizar el derecho a la salud, educación, alimentación, cuidado y protección contra la negligencia, abuso, explotación y violencia, y el derecho a su participación en las acciones que afectan sus vidas durante esta contingencia.

Si bien esta pandemia no considera como grupos de riesgo prioritarios a niñas, niños y adolescentes, las medidas de mitigación y respuesta a la misma tendrán un impacto significativo en su sano desarrollo y bienestar. En su mayoría, las medidas implementadas en el Plan de Preparación y Respuesta para prevenir la propagación del virus -en especial las medidas de cuarentena, como cierre de escuelas y restricciones de movilidad- aunque necesarias, no cuentan con los elementos fundamentales para la protección a la niñez.

En México estas medidas resultan un desafío, dado que gran parte de la población vive en condiciones de hacinamiento, resultando difícil poder cumplir con la sana distancia; al igual que la falta de acceso a agua potable en muchas de las comunidades dificulta seguir las medidas de higiene y lavado de manos. A estos desafíos, se suman los estragos que estas medidas traerán a la economía familiar.

De acuerdo con el documento “Protección de la Niñez y Adolescencia Durante la Pandemia del Coronavirus”, de la Alianza para la Protección de la Niñez y Adolescencia en la Acción Humanitaria, algunos riesgos identificados a los que miles de niños, niñas y adolescentes están expuestos durante esta emergencia incluyen:

  • Maltrato físico y emocional, así como aumento del abuso infantil y violencia doméstica causados por los cierres de escuelas y servicios de cuidado infantil.
  • Violencia de género, ocasionada por la reducción de la protección familiar a niños y niñas, mayores obstáculos para las denuncias de incidentes y una distribución desigual de las responsabilidades del hogar, entre otros.
  • Estrés psicosocial y trastornos mentales, generados por mayores niveles de angustia, temor y estrés a causa del aislamiento o cuarentena en el hogar.
  • Trabajo infantil, debido a la reducción de ingresos familiares, además de la posible expectativa de que niños y niñas trabajen al no estar acudiendo a la escuela.
  • Exclusión social por el posible impacto y contagio de la epidemia en grupos vulnerables, provocando discriminación social y racial.

Tomando en cuenta lo anterior, se considera fundamental la estrecha coordinación y colaboración entre los diferentes sectores de la sociedad para ampliar los esfuerzos multisectoriales y responder correctamente a esta contingencia.

Estas acciones conjuntas, garantizarán que las necesidades de niñas, niños y sus cuidadores sean atendidas de manera integral; al igual que permitirán un mayor impacto y alcance de las medidas tomadas.

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