Aunque en algunos países ya multan a quienes no recogen los excrementos de sus mascotas en sitios públicos, no sucede en todo el mundo. Además de las posibles consecuencias monetarias, también existen motivos de salud e higiene por los cuales no deberían dejarse tirados en el suelo los desechos de nuestras mascotas en las calles.
En primer lugar, la materia fecal es un foco de enfermedades tanto para otros perros como para nosotros los humanos. Además de atraer insectos y roedores 🐀 las heces tienen una carga microbiana altísima que contamina todo a su alrededor, entre o no en contacto con ella.
El excremento también puede contener parásitos o sus huevos y llegar a cualquier persona por contacto accidental con una plasta que nadie quiso recoger, provocando enfermedades muy peligrosas como la hidatidosis quística.
Debido a su dieta omnívora (materia seca de origen vegetal y animal), la caca de un perro se demora mucho más en descomponer que la de un animal herbívoro como una vaca, que solo digiere material vegetal.
Alergias, problemas respiratorios y enfermedades gastrointestinales son algunos de los posibles efectos en nuestra salud, siendo por supuesto más vulnerables los niños, los ancianos y las poblaciones inmunodeprimidas.
Con información de twitter de Felipe León.