Los niños de secundaria padecen otro tipo de violencia que se fomenta en las escuelas y hogares
¿Sabías que el miedo, la desigualdad y la impunidad son también expresiones de la violencia? Pues sí, y se presentan en una vía paralela a los golpes, gritos, insultos y pleitos.
Y la escuela, además de la casa, es un ambiente que propicia la violencia, según una investigación de Nelia Tello, académica y exdirectora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
La violencia no sólo se relaciona con un ambiente adverso o con las drogas, sino con la desconfianza, exclusión y el rechazo. Y lo más delicado es que tanto en la escuela como en casa se toleran estas expresiones.
Nelia Tello explica que tolerar las expresiones de la violencia no sólo propicia el bullying, si no que fomenta una relación psicosocial individual que se debe atender porque puede tener condiciones graves.
“En realidad, esos actos en las escuelas son reflejo de lo que pasa en la sociedad, y no es diferente. Se presenta una violencia que es reconocida, como gritos y pleitos, pero también existe otra, no reconocida y cotidiana: el miedo, la desigualdad y la impunidad, que deben ser atendidos”.
La académica de la UNAM hizo una investigación en secundarias de Iztapalapa, con alumnos cuyas edades estaban entre 11 y 17 años, el 53 por ciento fueron mujeres y 47 por ciento, varones.
La muestra de mil 600 estudiantes de 2º y 3º grados arrojó que en todas las escuelas hay un grupo, de alrededor del 17 por ciento, que sufre ese otro tipo de violencia que es la exclusión, aunque no se le denomine como tal.
Se trata de chicos violentados por ser diferentes (por su físico, por ser “la más bonita” o “la más fea”), por carecer de dinero, capacidad de aprendizaje o de relacionarse con los otros, o bien, por tener problemas de adicciones y, en el caso de las jóvenes, por estar embarazadas.
Tello explicó que, además, con frecuencia el 35 por ciento se siente presionado por sus amigos para hacer algo que no quiere. Otro grupo, más o menos similar, no puede decir lo que quiere cuando está con sus amigos; unos más dicen tener confianza en su mamá, aunque ella no sepa que fuma, que se alcoholiza o que tiene novio o novia.
Éste es un fenómeno que antes no se reconocía. Hoy, 78 por ciento de los estudiantes considera que sí hay violencia en sus escuelas; no obstante, todavía existe un porcentaje que no lo hace.
Casi 40 por ciento de los alumnos prefiere estar en su casa –pero sin sus padres y “conectados”– que en la escuela. Además, 16 por ciento piensa abandonar las aulas, “y esa es la violencia más grave, porque una vez que dejan de estar institucionalizados, desaparecen sus oportunidades”, considera la académica universitaria.
Los datos de esta investigadora nos muestran una realidad que tenemos en casa o vemos en las escuelas y que no podemos ignorar, pues el silencio o la tolerancia a conductas violentas generan sociedades violentas.
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