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Homenaje a Francisco Toledo

El artista gráfico que conectó con un pueblo y voló papalotes por los estudiantes desaparecidos…

Así era Francisco “Chico” Toledo, sencillo, desaliñado, rebelde, temperamental, caprichoso, de huarache y morral. Con un libro bajo el brazo cuando no traía un pincel, un carbón, un papel, un lienzo, un trozo de madera o barro que transformaría en arte.

Como digno juchiteco fue combativo, desafiaba la injusticia, repelía el agandalle económico de las trasnacionales, le preocupaba su entorno: el social, político, ambiental y cultural.

Abría espacios para la cultura. Nunca estuvo quieto.

Fue cercano y distante del poder político. Siempre crítico, desafiante y, pesar de ello, no hubo Presidente o candidato presidencial que lo ignorará, por el contrario buscaban el espacio para pasar a saludarlo a su taller.

El juchiteco evitó que McDonald’s llegara al centro de Oaxaca y fue el que conmovió a un pueblo indiferente cuando voló 43 papalotes en honor de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.

Nunca tuvo credencial para votar porque no creía en la democracia mexicana. En una entrevista en 2010 dijo: “voy a morir sin haber votado. Mi padre nunca votó por su desconfianza a todo lo que se llama democracia”. Y lo cumplió.

Heredó a los oaxaqueños, a México, al mundo, la casa de la familia, un inmueble del siglo XVIII ubicado en el corazón de la ciudad de Oaxaca, frente al ex Convento de Santo Domingo y a un costado de la Plazuela del Carmen, sobre la Calle Macedonio Alcalá. 

Ahí fundó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), con cinco salas de exhibición, tres de biblioteca, un patio central decorado con bellas plantas y el café del IAGO (restaurante especializado en platillos típicos de la gastronomía oaxaqueña). La casa fue donada al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) por la familia Toledo, con el propósito de difundir el arte y exhibir.

Y hasta ahí llegaron quienes lo querían, lo admiraban, lo seguían para llorar su muerte, dejarle flores, veladoras y despedirse.

Yo no estoy segura si Toledo viaja ahora al mundo de los muertos o se fue a ese mundo mitológico que creó con sus monos, pulpos, chapulines, murciélagos, iguanas, sapos, alacranes, peces, camarones, venados y otras especies, reales e imaginarias que fusionó con seres humanos, a los que les dio vida sexual y poesía.

Yo no se donde está pero imagino que viaja con su guía espiritual, con su alebrije Peter, el rojo, el mono con el que se identificaba y que plasmó en el “Informe para una academia”, de Franz Kafka.

Así te despide tu pueblo, no mueres…

Imágenes: Especiales para Soy Mujer

Si quieres saber más sobre Francisco Toledo, este link te puede ayudar: https://magis.iteso.mx/content/francisco-toledo-el-mono-el-pulpo-y-el-chapul%C3%ADn

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