Este sistema va madurando a lo largo de la vida
Desde que el SARS-CoV-2 se identificó como el causante de la infección COVID-19 a inicios de 2020, científicos de todo el mundo continúan explorando las características y mecanismos de acción de este nuevo virus.
Muchos han sido los planteamientos de cómo se introduce y reproduce el virus en nuestro organismo. Pero además siguen las interrogantes en torno a quiénes afecta más y por qué. El sistema inmunológico de cada persona, tiene un papel fundamental en ese sentido.
Aunque el sistema inmune no es el objetivo principal del coronavirus SARS-CoV-2, sino principalmente las células de las vías respiratorias y de otros órganos, se ha demostrado que el virus tiene la capacidad de infectar células del sistema inmune sin que se haya registrado hasta ahora el impacto en la respuesta inmunológica.
Es decir, no es que el virus destruya directamente a las células del sistema inmune, pero se ha reportado que tiene mecanismos que evitan la respuesta inmunológica. Por ejemplo, dentro de la respuesta contra el virus existen las moléculas llamadas interferones, los cuales evitan que el patógeno se replique.
Entonces lo que hace el SARS-CoV-2 es inhibir a estas moléculas para que el sistema inmunológico no lo detenga y éste pueda seguirse replicando. Además, tiene componentes con los que puede “ocultarse” del sistema inmune y de esta manera evitar que se presente una respuesta antiviral de manera adecuada, explica Jesús Marvin Rivera Jiménez, coordinador de Enseñanza de Inmunología del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Y es que al ser un virus que no se conocía, la población humana aún no tiene inmunidad contra él, lo que se traduce en uno de los principales riesgos para el mundo.
Sistema inmune de grandes y pequeños
El sistema inmunológico está compuesto por células y moléculas que se encuentran en nuestro organismo, y cuya función principal es la protegernos contra microorganismos, virus y sustancias tóxicas que están presentes en el medio que nos rodea y que podrían enfermarnos.
El sistema inmune, refiere el académico, va madurando a lo largo de la vida, por lo tanto, el de un niño es distinto al de un adulto.
Antes de nacer, los niños poseen un sistema inmune inmaduro ya que al encontrarse en el útero están en un ambiente relativamente estéril. Cuando el bebé nace, debe enfrentarse a los estímulos extraños que generalmente son microorganismos y así comenzar a implementar una respuesta inmunológica que le confiera madurez al sistema.
Los linfocitos, que son células características del sistema inmune, son capaces de reconocer moléculas extrañas y activarse para tratar de eliminarlas. Los niños tienen una gran cantidad de linfocitos, por eso tienen una capacidad mayor de enfrentarse a nuevos microorganismos e implementar respuestas inmunes más efectivas contra ellos.
Las vacunas, añade, son muy importantes en el fortalecimiento inmune de los niños, ya que desarrollan una memoria inmunológica a largo plazo que les permite defenderse de una mejor manera contra los virus y microorganismos.
Lentitud de respuesta
Ya en la edad adulta, el sistema inmune se caracteriza por tener la madurez necesaria. Pero conforme avanza la edad de las personas, este sistema ya no trabaja igual, se vuelve más lento para responder, aumentando el riesgo de enfermarse.
En la etapa de la tercera edad, el cuerpo puede sanar más lentamente pues hay una cantidad menor de células inmunitarias en el organismo para lograr la curación.
Es por eso que las enfermedades infecciosas, como la causada por el coronavirus, actúan de diferente forma en los organismos de niños y adultos, según la condición en la que se encuentre el sistema inmune.
Rivera Jiménez precisa que la respuesta inmunológica se divide en inmunidad innata e inmunidad adaptativa.
La inmunidad innata es con la que nacemos; es la primera línea de defensa frente a agentes infecciosos; la mayoría de los agentes patógenos pueden controlarse antes de que se produzca una infección declarada. La inmunidad adaptativa entra en acción cuando falla la inmunidad innata.
Microorganismos hábiles
Virus, bacterias, hongos, y demás microorganismos están en una lucha constante por sobrevivir, por lo que siempre requerirán de hospederos, es decir, organismos en los que puedan alojarse para seguir viviendo y multiplicarse. Algunos tienen la habilidad de desarrollar múltiples estrategias para evadir los mecanismos de destrucción del ser humano, con el fin de continuar causando infecciones y otras enfermedades.
El sistema inmune sano tiene la capacidad de reconocer lo que es propio y lo que es ajeno al organismo, y al mismo tiempo, puede diferenciar entre lo que nos puede generar alguna enfermedad y lo que no representa ningún peligro y por lo tanto, ninguna respuesta contra eso.
Se considera que el sistema inmunitario es deficiente cuando deja de cumplir su función de lucha contra las enfermedades. De ahí la importancia de fortalecerlo a través de una alimentación sana que incluya proteínas, minerales, cítricos, vitaminas, entre otros alimentos; además de tener una buena calidad de sueño y actividad física.
Las vacunas también son excelentes aliadas para estimular a nuestro sistema inmune frente a los agentes externos que en cualquier momento atacan el organismo.
Vía: UNAM Global