Una confusión entre el caos y la esperanza
48 horas de angustia e incertidumbre, de expectación, de querer ver salir de entre los escombros del colegio Enrique Rébsamen a una niña. Muchos la llamaron Frida Sofía, otros más la identificaron como Mónica. Pero ella nunca existió. Fue una confusión.
Un rescatista dio un testimonio y contó que había una niña adentro, que se había logrado el contacto, que se hablaba con ella, que su nombre era Frida Sofía y tenía 12 años.
De esa versión que nadie pudo confirmar, porque hasta la Marina lo creyó, surgieron especulaciones, datos falsos, historias fantásticas y hubo medios de comunicación (electrónicos, digitales e impresos) que hasta hicieron hablar a Frida y ponían entre comillas sus supuestos dichos.
El rescate paralizaba. Todos querían (queríamos) ver el momento en que saliera por ese orificio cavado con sumo cuidado y precisión. Aprendimos las nuevas señas del lenguaje de la tragedia y las seguíamos como si estuviéramos en esa zona cero:
Puño cerrado = silencio
Palma alzada = nadie se mueva
Dedo índice arriba = seguir trabajando
Palma juntas = dame agua
Muchos, o todos, ahí esperando, porque cuando un niño sufre, desaparece o es maltratado nos duele a todos.
Las versiones que nunca fueron corroboradas porque se creyó siempre en la palabra de un rescatista o un almirante de la Marina fueron creciendo hasta tejerse una historia. Primero que la niña había dicho su nombre, luego que se le pasaba agua por un sonda.
Horas después, en un canal de noticias que transmitía en vivo a nivel nacional, dijo que la niña se comunicó con uno de los rescatistas que podía meterse entre los escombros por su pequeña estatura y delgadez. Y le dijo que sentía dos cuerpos junto a ella. (Esa frase en televisión después fue utilizada como cita textual y entre comillas en periódicos).
En otro reporte, se dijo que abajo de una mesa de granito, en la cocina, se refugiaron 5 niños, y que había una maestra. Esta versión también salió de los rescatistas y almirante.
El mismo canal de noticias transmitía en vivo un reporte de que “padres de los otros niños escribieron en una hojas frases familiares, para que ese rescatista se las pudiera leer y los niños sintieran paz y esperanza”.
También se dijo que una maestra del colegio Rébsamen ayudó a otro de los rescatistas a dibujar el lugar donde se ubica la mesa, donde estaban resguardados los niños. Dibujaron un tipo croquis para ubicar la mesa, una silla y otros objetos que pudieran haber alrededor.
Ya para la tarde del miércoles, alrededor de las 5:30 pm, se había dicho que entre los escombros se encontraban 3 niños con vida y una maestra. Por la noche, la esperanza de vida subía a 6 niños y un adulto. Esta información también la filtraba personal de la Marina a los reporteros que estaban en la zona, pero para ese momento ya no hablaban de Frida Sofía si no de Mónica.
Pasaron las horas y en una entrevista al mismo canal de televisión, el secretario de Educación Pública dijo algo que ya no checaba con la historia… Dijo que no había ningún papá que reclamara o preguntara de algún niño bajo los escombros. Incluso llamó a que aquellos que no supieran nada de sus hijos se acercaran.
Así cerró la noche del miércoles
La esperanza, en todo ser humano, es lo último que muere, por eso amanecimos el jueves esperando el rescate de los niños y de la persona adulta. Pero alrededor de las 2 de la tarde, el almirante Angel Enrique Sarmiento dio un reporte de las personas con vida, de quienes murieron y de quienes fueron rescatados y llevados a los hospitales.
“Quiero puntualizar que de la versión que se sacó con el nombre de una niña, nosotros nunca tuvimos conocimiento de esta versión, nunca tuvimos conocimiento de esta realidad, estamos seguros de que no fue una realidad, ya que, repito, se corroboró con la delegación, con Educación Pública y con la escuela y todos, la totalidad de los niños, están identificados.
“Desgraciadamente algunos fallecieron, otros están en el hospital y otros están sanos y salvos en sus casas”, dijo Sarmiento, subsecretario de Marina.
La declaración cayó como bomba. Pesó mucho e hizo desconfiar de todos y de la información que se daba. Surgieron versiones de padres buscando a hijos, pero nuevamente eran voces, dichos, ni un nombre concreto.
Lo único “oficial” hasta ese momento y dicho por el almirante era que se encontraron restos de sangre y que sugerían que era de una persona que se arrastró posiblemente un adulto.
El jueves terminó con el mea culpa de la Marina. Jorge Luis Vergara Ibarra, oficial mayor de Marina, y el almirante Ángel Enrique Sarmiento, subsecretario de Marina, leyeron un comunicado en la zona del rescate:
“El caso de la escuela Enrique Rébsamen no fue la excepción, en nuestro ánimo nunca ha estado generar falsas expectativas. Nosotros hemos ido compartiendo toda la información que hemos obtenido de los rescatistas y de los análisis técnicos”, dijo Vergara.
“Quiero dejar muy claro que la información que recibieron los mexicanos sobre la existencia de una niña viva bajo los escombros fue difundida por la Marina, con base en los reportes técnicos y el testimonio de los rescatistas civiles y de esta institución. Nueva información obtenida esta tarde en el sitio y después de recabar el censo de alumnos por parte de la SEP nos llevó a la conclusión de que en caso de haber una sobreviviente no necesariamente es una menor de edad.
“Ofrezco a los mexicanos una disculpa por la información vertida esta tarde donde afirmé que la Marina no contaba con los detalles de una supuesta menor sobreviviente en esta tragedia. La información que prevalece hasta este momento no asegura si se trata de una persona mayor o una niña.
“Sin embargo, debe saber el pueblo mexicano que mientras exista la mínima posibilidad de que haya alguien con vida lo seguiremos buscando con la misma entrega”, leyó Sarmiento.
“Tengan la certeza que seguiremos trabajando sin descanso, ese es nuestro compromiso con el pueblo mexicano, con la gran sociedad civil, cuya ayuda y cooperación agradecimos en la Marina Armada de México”, concluyó Vergara Ibarra.
Ese viernes, aún se buscaba rescatar un cuerpo…