Defendió que los ministros de culto religión cristiana, o cualquier otra, pueden trabajar en el gobierno, siempre y cuando no utilicen los cargos para hacer proselitismo religioso.
El presidente afirmó que no se permitirá la mezcla de lo cívico con lo religioso, pero son los mismos evangelistas de Confraternice, quienes ayudarán a repartir y estudiar la Cartilla Moral en sus más de siete mil centros eclesiásticos.
También aseguró que en su gobierno “existe una separación muy clara entre lo eclesiástico” y el poder público, pero eso no es sinónimo de impedir la libertad de creencias religiosas o imponer una religión desde el gobierno.
Para él “mientras no hagan una función que tenga que ver con lo religioso, pues no tiene por qué afectar el Estado Laico. Se puede trabajar en el gobierno teniendo o no religión, o siendo de cualquier religión.