La presión social, de nuestra propia familia, así como la responsabilidad de cuidar, criar y mantener saludable a un ser que depende enteramente de sus cuidadores conlleva, independientemente de las alegrías de la crianza, una angustia y preocupación constante, que es sólo uno de los factores que pone en riesgo la salud materna, por lo que en el marco del Día Mundial de la Salud Mental Materna, conmemorado el primer miércoles de mayo, compartimos a continuación las principales amenazas y cómo combatirlas.
Algunos de los factores más importantes que representan un peligro constante para la salud mental materna son:
Aislamiento: Nos referimos al tema de la pandemia. El aislamiento en casa, la falta del contacto social convencional, así como las múltiples obligaciones que se apilan en el hogar como trabajo en línea, educación en línea de las infancias y las tareas de mantenimiento del hogar, relegadas históricamente a las mujeres, suponen factores de peso contra la salud mental de muchas madres.
Cambios: Las mujeres, sobre todo las que tienen un año o menos de ser madres, se encuentran en un periodo de adaptación que representa cambios en todos los niveles de su vida: social, laboral, hormonal, físico, de pareja, etcétera, lo cual puede resultar abrumador y desembocar en un trastorno perinatal que afecta el estado de ánimo y que causa depresión. En los peores casos se puede desarrollar trastorno obsesivo compulsivo, bipolar, e incluso llevar al sucidio.
De acuerdo con un artículo de Salud Mental 360, dos de cada diez madres experimentarán un problema de salud mental durante el embarazo y el primer año del posparto. De entre ellas, el 75% no recibirá la atención necesaria.
Idealización de la maternidad: La maternidad debe representar sólo dicha, realización y es la prueba inequívoca de que una mujer es plena, señala la sociedad, lo cual sólo idealiza, encasilla y refuerza los estereotipos de género.
Además, esto también lleva a que muchas mujeres no informen de su deterioro de salud mental, e impide que busquen ayuda, debido al temor de ser señaladas como “malas madres”, lo cual es parte de la presión que se coloca en las mujeres y que representa una amenaza a su salud mental por sí misma.
Soledad o violencia: El que las mujeres se ocupen en gran medida de los cuidados parentales y que la pareja aporte en lo mínimo (o peor, que no aporte en nada y desaparezca), es otro factor determinante en el deterioro de la salud mental materna.
Muchas mujeres se ven solas lidiando con la crianza, la salud del bebé o infancia, así como con el cumplimiento de otras responsabilidades, lo que implica una preocupación constante que puede llevar al cada vez más famoso burnout, o estrés y agotamiento extremo.
Por otro lado, no podemos dejar fuera la violencia de género, que genera ansiedad, miedo, depresión, baja autoestima y excesivo control del comportamiento en la víctima.
Señales de alarma y qué hacer
Los síntomas de que algo va mal en la salud mental de la madre pueden ser: insomnio, llanto constante, depresión, retraimiento de la pareja e incapacidad de vincular emocionalmente con el hijo o hija, cambios de humor, ansiedad, falta de concentración, ideas suicidas, pensamientos negativos o culpabilidad.
Debido a esto, a continuación se desarrollan algunas acciones a tomar en cuenta en caso de experimentar síntomas o sentir en peligro el equilibrio a la salud mental, asimismo, estos consejos pueden ser útiles como acciones preventivas.
- Comunicación: El dialogar con la pareja sobre nuestras principales preocupaciones y miedos es lo ideal. De esta manera ambos o ambas podrán encontrar el sistema de apoyo necesario para superar la situación.
En caso de ser madre soltera, es esencial encontrar una red de apoyo que nos sirva como sustento emocional e incluso que sirva de apoyo en los cuidados. Ésta puede estar conformada por familiares o por grupos especializados.
- Ir a terapia: Nunca hay que dudar de acudir a terapia en caso de sentir que el asunto se sale de nuestras manos o que necesitamos dialogar con alguien acerca de nuestros pensamientos; incluso podemos tomarla en consideración no sólo como la solución a un problema, sino como un apoyo para mantener la salud mental durante el proceso de crianza.
- Tomar en cuenta necesidades: De por sí, la maternidad implica cambios y reducción de tiempo para el descanso y otras actividades, y sumado a la idealización de la crianza, muchas mujeres terminan relegando por tiempo indefinido sus propias necesidades. Lo recomendable aquí es procurar un tiempo para desconectar mentalmente: tomar la siesta, comer adecuadamente, meditar, conversar con un amigo, etcétera.
Para lograrlo, nuestras redes de apoyo y la dinámica de pareja serán indispensables.
- Cambiar el enfoque: Es importante recordar que las madres no son seres perfectos con un manual integrado de crianza, ni seres destinados a encargarse solos de las infancias. Está bien sentirse triste, decepcionada, cansada, agobiada, etcétera, esto no nos vuelve malas madres. La tarea de la madre es expresarlo y tratarlo, mientras que la tarea social es normalizarlo.
Estos consejos son con fines informativos, de ninguna manera reemplazan el apoyo psicológico y médico. En caso de experimentar un colapso mental o alguno de los síntomas antes expresados, es recomendable contactar con un profesional.
Líneas de ayuda psicológica y jurídica en CDMX:
-Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México: 01 55 55 12 28 36 Línea Mujeres
56 58 11 11. Horario de atención: las 24 horas.
-Unidades de Atención y Prevención de la Violencia Familiar (UNAVI). 55 18 36 47
55 18 59 89. Horario de atención: lunes a viernes de 9:00 a 17:00 hrs.
-Sistema Nacional de Apoyo, Consejo Psicológico e Intervención en Crisis por Teléfono. 555 259 8121 y 800 472 7835. Horario de atención: las 24 horas.
-Atención psicológica a distancia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 555 025 0855. Horario de atención: lunes a viernes de 08:00 a 18:00 hrs.