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A la CNDH, ¿por la puerta de atrás?

¿Será el Senado dominado por Morena una instancia legitimadora de la voluntad del Presidente de la República para la CNDH?

Sin duda alguna, el Senado de la República tiene un reto mayúsculo en el proceso de elección del nuevo presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), no sólo porque debe escoger de un listado inédito de 57 candidatos, sino porque algunos de ellos intentan llegar a esa posición por la puerta de atrás.

Hasta el momento, al menos tres candidatos, Elizabeth Lara, Arturo de Jesús Peimbert y Rosario Piedra, quieren llegar a la CNDH con una estrategia de tocar las puertas de Palacio Nacional y no la puerta de Insurgentes y Reforma; es decir, presionan para que el dedo del Presidente de la República se imponga sobre la opinión de la mayoría calificada del pleno del Senado, única instancia responsable del nombramiento del nuevo ombudsman nacional.

Así, estos tres candidatos meten en un problema a Ricardo Monreal y a todos sus compañeros del grupo parlamentario de Morena. Los senadores del partido en el gobierno se han esforzado mucho para demostrar que Andrés Manuel López Obrador no es como los presidentes priistas, que se dedicaban a dar órdenes al Poder Legislativo que, dócil, cumplía con las órdenes.

¿Será el Senado dominado por Morena una instancia legitimadora de la voluntad del Presidente de la República para la CNDH? ¿El Senado dominado por Morena mostrará que es autónomo en la decisiones que asume? ¿Lograrán estos tres candidatos doblarle las rodillas al Senado y forzar que Morena y la oposición se limiten a obedecer al Ejecutivo Federal?

Desde hace semanas, en una muestra de poder que por momentos parecía egolatría, Alejandro Solalinde, el sacerdote que se hizo famoso en la defensa cotidiana de los migrantes maltratados en los gobiernos del PAN y el PRI, utilizó sus redes sociales y a los medios de comunicación para informar que su candidata a la CNDH es Elizabeth Lara Rodríguez.

Popularmente conocido como Padre Solalinde, mostró imágenes de la reunión con el Presidente de la República en que le presentó a Lara Rodríguez y le pidió que sea ella la nueva titular de la CNDH. Por eso, en los corrillos de los especialistas en materia de derechos humanos y entre diversas organizaciones sociales, se da por hecho que ella será la presidente de la Comisión.

Pero hay otro candidato que es promocionado fuertemente desde diferentes espacios. Arturo de Jesús Peimbert, famoso ombudsman de Oaxaca que enfrentó férreamente al gobierno de Enrique Peña Nieto durante el conflicto de Nochixtlán, logró que el sábado pasado lo recibiera el presidente Andrés Manuel López Obrador, a fin de platicar directamente con él sobre sus afanes de suceder a Luis Raúl González Pérez.

La gira presidencial en Oaxaca fue aprovechada por Peimbert para acercarse. De acuerdo con personas que lo conocen, la relación entre ambos es añeja, pero también lo es la cercanía de Peimbert con algunos grupos radicales oaxaqueños.

Cuentan algunos senadores de Morena que Rosario Piedra, hija de doña Rosario Ibarra, quien este miércoles recibe la Medalla de Honor Belisario Domínguez, que otorga el Senado y con el Presidente de la República como testigo de honor, también aprovecha su relación directa con el mandatario federal para hablar de sus aspiraciones de dirigir la CNDH. En las últimas horas han aparecido algunas columnas políticas que la ubican también como una candidata de Solalinde.

Los tres candidatos, sin embargo, olvidan un factor que es fundamental para su arribo a la CNDH. Morena no tiene la mayoría calificada del pleno, necesaria para este nombramiento. La oposición es fundamental.

¿Y cómo construye Morena esa mayoría calificada? Sencillo. Lo hemos visto en estos últimos meses. Ricardo Monreal es el encargado de hacerlo, con base en un diálogo constante con la oposición.

No veo al PRI ni al PAN con un voto para Peimbert. No veo al PRI ni al PAN ni a Movimiento Ciudadano con un voto para una candidata de Alejandro Solalinde, quien se ha dedicado a denostar sus gobiernos.

Así pues, la puerta de Palacio Nacional no es suficiente para llegar a la CNDH. Tendrán que convencer al Senado, no sólo a Ricardo Monreal y a los 58 senadores restantes de Morena, sino a los priistas, a los panistas, a los emecistas y a los perredistas, quienes tienen en la mira a otros candidatos que tienen una trayectoria larga y prestigio internacional en derechos humanos, pero que necesitan forzosamente de Morena para lograrlo.

El reto pues es grande para el Senado, pero también para los aspirantes. Intentar pactar la bendición presidencial no necesariamente les puede garantizar el triunfo.

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