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¿Te ha pasado que tienes mucho antojo de algo dulce?

Aunque siempre es mejor comer algo natural, no es malo ingerir un dulce de vez en cuando.

Los antojos son la respuesta del cuerpo a necesidades físicas y emocionales concretas. En la mayoría de los casos desconocemos el porqué de los mismos y, consecuentemente, la manera de atajarlos sin sucumbir a ellos.

Esto es normal y no hay porque sentirse culpable, al contrario, es una señal de que nuestro cuerpo necesita más energía de lo normal. Los carbohidratos, que se descomponen en azúcares, son una fuente de energía para las células de nuestro cuerpo.

Al margen de lo mucho que nos atraigan los dulces, el antojo regular de este tipo de comida puede deberse a que nuestro cuerpo esté acostumbrado a ingerir mucho azúcar.

Cuando el “subidón de azúcar” que recibe tras la ingesta comienza a suavizarse, el cuerpo, inevitablemente, nos pide más. Es decir, cuanto más azúcar ingerimos, más quiere el organismo. Es un círculo vicioso que conviene controlar, pues el exceso de azúcar es perjudicial para la salud y provoca enfermedades graves. Así que, cuando nos apetezca un bocado dulce, la mejor alternativa es una fresca y jugosa pieza de fruta.

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